NOVA VANTHIEL

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Una exitosa pareja no solo dirigía con maestría una cadena de resorts de lujo, sino que además eran los orgullosos dueños de un imperio al que bautizaron como Aman. La historia de este legado comenzó cuando él, al cumplir treinta años, asumió la dirección tras la muerte de su padre, el visionario fundador y antiguo propietario. Así nació el nombre de los Vanthiel, sinónimo de poder y crítica por excelencia. Pero para comprender los matices más oscuros de esta historia, es necesario adentrarse en la intimidad de esta pareja aparentemente perfecta.
Se casaron en una ceremonia ostentosa, el evento más esperado del año en Lyon, que acaparó titulares y deslumbró a toda la alta sociedad. Meses después, Odette quedó embarazada y, un año más tarde, nació Nova Odette Vanthiel. Aunque su llegada fue celebrada con júbilo, no tardó en convertirse en una posesión más dentro de la extensa colección familiar. Porque sí, la pequeña bebé no era un ser humano para ellos; era simplemente otro objeto de uso, una pieza más dentro del intrincado tablero de ajedrez que los Vanthiel habían diseñado para consolidar su imagen. Nova no significaba amor, ni esperanza, ni la promesa de un futuro; para sus padres, era un accesorio útil.
Sin embargo, detrás de esa fachada impecable, los rumores eran incontrolables. Se sabía que 𝖤𝗅𝗂𝖺́𝗇 𝖳𝗁𝗂𝖾𝗋𝗌 𝖵𝖺𝗇𝗍𝗁𝗂𝖾𝗅, el orgulloso patriarca, tenía amantes en cada puerto donde el negocio lo llevaba, y una de esas mujeres estaba dispuesta a hablar con la prensa, amenazando con revelar la existencia de un supuesto hijo extramatrimonial. Esta sombra latente sobre los Vanthiel no hacía más que destacar lo vacío de su perfección. Para ellos, formar una familia nunca fue un acto de amor, sino una simple estrategia.
Los primeros años de Nova pasaron casi desapercibidos para sus padres. Caminó, habló y demostró una inteligencia precoz, pero nada de eso fue suficiente para robarles la atención. Los negocios, siempre los negocios. La niña de cabello oscuro y mirada inquisitiva creció entre institutrices y sirvientes, en una casa donde todo brillaba, salvo el amor. Prefería los libros a los juguetes, las historias a las fiestas de la alta sociedad. Pero poco importaba lo que a ella le gustara: su destino estaba escrito con la tinta de un apellido que pesaba demasiado.
A los seis años, Nova ingresó en una prestigiosa escuela privada de Lyon. La escoltaban con un equipo de seguridad, como si fuera de cristal y no pudiese romperse. Lo cierto era que ya estaba rota. Aunque lo tenía todo —ropa de diseñador, viajes exóticos, una vida de lujos—, carecía de lo esencial: amor, calidez, pertenencia. Con el tiempo, aprendió que no importaba lo que hiciera; sus padres jamás la mirarían con el orgullo con el que miraban sus balances financieros.

La adolescencia no fue menos solitaria. Mientras otras chicas hablaban de chicos, sueños y fiestas, ella perfeccionaba el arte de callar. Ser una Vanthiel era una maldición disfrazada de privilegio. En el colegio, los rumores sobre su familia la perseguían como un perfume desagradable. Su riqueza, lejos de darle amigos, solo le trajo enemistades veladas y susurros a sus espaldas. Aprendió a refugiarse en la única compañía que jamás la abandonaría: ella misma.
A los veinte años, la vida de Nova dio un giro inesperado. Se mudó a Nueva York, supuestamente para estudiar abogacía en un intercambio universitario. Una mentira piadosa. En realidad, quería escapar, quería ser alguien más. Quería ser vista. Su verdadera pasión no estaba en los tribunales, sino detrás de una cámara. En la vibrante ciudad, lejos de la opresiva vigilancia de su familia, descubrió una versión de sí misma que no sabía que existía. Rebelde, audaz, hambrienta de experiencias. Quería probarlo todo. Y lo hizo.
Fue en medio de esa búsqueda que apareció Nikolaj Petrov, un hombre veinte años mayor y el padre de una compañera de clase. Atractivo, elegante, con un aire de autoridad que irradiaba poder. Nikolaj no era solo un hombre: era la representación de todo lo que siempre había anhelado. La miraba como si fuera real. Como si existiera. Mientras sus padres continuaban absortos en sus negocios, completamente ignorantes de su transformación, Nova se dejó arrastrar por la pasión y la necesidad de llenar el vacío que la perseguía.
Todo estalló en una cena familiar cuando, con una mezcla de osadía y desesperación, Nova anunció su compromiso con Nikolaj. Fue un escándalo. Sin embargo, sus padres no se opusieron. Lo vieron como una solución. Un hombre como Petrov, con su reputación intachable y su influencia, parecía la única persona capaz de domar a la hija rebelde de los Vanthiel.
Así, Nova abandonó la fotografía y abrazó la carrera de Derecho. No por vocación, sino porque era lo que se esperaba de ella. Como futura esposa de Nikolaj, se integró al prestigioso despacho Petrov & Asociados. Se casó en una ceremonia digna de portada de revista y se mudó a una mansión frente a Central Park, donde la fortuna de su esposo le permitió abrir su propio despacho. Por un tiempo, su vida pareció perfecta.

Por un breve y efímero periodo, Nova creyó que finalmente había escapado de su apellido. Su vida, digna del mejor episodio de Sex and the City, la hacía sentirse como Charlotte York: sofisticada, realizada y, al menos en apariencia, feliz. Pero las sombras del pasado y los huecos emocionales que intentaba llenar no tardaron en acecharla.
Nikolaj era una mierda.
Un hombre despreciable que convirtió la vida de Nova en un infierno. Detrás de las puertas de la imponente mansión frente a Central Park, el brillo se desvanecía y quedaba al descubierto la verdadera naturaleza de su esposo. El abuso, en todas sus formas, se convirtió en su rutina. Los golpes marcaban su piel, los insultos perforaban su alma. Las excusas eran automáticas.
—Me caí usando tacos altos.
—Soy torpe.
—Fue un accidente.
Nadie preguntaba.
Hasta que una noche, después de otra pelea, todo se rompió. Incluida ella. El golpe fue más fuerte que los anteriores. Sintió el frío del suelo de mármol en la espalda, el dolor agudo en el vientre, la sangre escurriendo entre sus piernas.
Perdió a su bebé.
Y con él, cualquier atisbo de esperanza.
Fue entonces cuando lo entendió. Su vida era un chiste cruel. Desde el día en que nació, había anhelado ser vista, amada, valorada, pero el mundo se empeñaba en negarle siquiera un instante de paz.
Así que huyó.
No como una princesa escapando de su torre, sino como una guerrera que finalmente entendió que su vida no dependía de nadie más. Se prometió que jamás volvería a ser una víctima.
Y lo cumplió.

• Nova Odette Vanthiel
• She / her.
• Escorpio.
• extrovertida.
• Fotógrafa.

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